lunes, 26 de diciembre de 2011

En clase. La 1 de la tarde. Todo el mundo de pie, armando jaleo y la profesora corrigiendo mapas. Casi corriendo por la clase. Y me paro a pensar, miro todo mi alrededor. Veo a gente estudiando, otros tantos haciendo el tonto, hay tambien un grupito de niñas ahi, un poco mas alejadas. Y miro por la ventana. Es el recreo de comedor de los niños pequeños. Y lo observo. Hay niñas saltando a la comba y unos niños incordiandolas, como no. Hay algunos jugando al futbol y las tipicas niñas que se quedan sentaditas viendo el mundo pasar, generalmente solas pero en esa soledad quizas encuentran su mayor compañia. Tengo que volver a mi mundo, aqui a la realidad. Dejar de pensar y de mirar todo lo que pasa a mi alrededor aunque aveces, por unos instantes resulta interesante. Te fijas en cosas que muchas veces pasan desapercibidas y con las prisas de todos los dias no te das cuenta. No te das cuenta de muchos gestos de personas, de caras de asco mutuamente y tambien giras la cara, a otro lado y ves miradas de complizidad, ya sea entre amigas o novios. Ves todo eso y dices, sí, este es mi mundo, es mi vida y la adoro. Adoro las risas, adoro tambien las lagrimas, los buenos y los malos ratos. Algunos ratos de rayadas y otros de que deseas que se pare el tiempo para quedarte asi, colgada de su sonrisa, de su perfecta sonrisa. De sus ojos verdes. De su piel morena y su perfeccion ideal que cada dia te hace pararte a pensar y mirar el mundo. Mirar a la vida y ver como en muchas ocasiones te sonrie sin motivo aparente.

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