sábado, 21 de enero de 2012

No me acuerdo de por dónde iba, me perdí al girar a la derecha después de pasar por el tranvía de los deseos en el que me dijiste por primera vez te quiero. Fue largo aquel viaje, lo recuerdo como si lo soñara cada noche, como si algún día se hubiera hecho realidad. Aquél paseo por Oxford Street, el vuelo a la luna y la bajada en montaña rusa hasta los mecanismos del Big Ben. Aquel partido al pinpon multilingüe que nunca te gané, el beso que me perdí aquella noche por prestarle más atención a tus palabras que a tus miradas y ese frío tan soportable de madrugada sin estar entre tus brazos. Volveremos, pero sin ellos. Tú, yo y las nubes de Inglaterra, lo prometo.

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